LOS COLORES DE LA TIERRA
(cuento africano)
Dicen que fue hace muchos, muchos años, cuando aquél que todo lo creo, cogió un trocito de arcilla, modeló un hombre y una mujer y los coció en el horno.
Cuando habían adquirido el color de la noche, los miró con felicidad y pensó que eran hermosos. Los colocó en las tierras de África. Allí el sol es intenso y no se quemarían. Modeló de nuevo dos figuras y las horneó hasta que hubieron adquirido el precioso color de la arcilla. Los colocó en América donde vivirían felices con la suavidad del sol y el aire. De nuevo realizó la operación, pero esta vez no dejó que el barro diera color. A esta nueva pareja la llevó a Europa. Así, poco a poco, fue realizando figuras con cuidado y pobló los cinco continentes. Cuando hubo terminado, sopló sobre sus figuras y con un susurro les dijo: “Id por el mundo, llenad el planeta de vida y haced el bien”.
Y así, el pequeño planeta se pobló de personas de todos los colores.
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